Necrópolis

Los romanos tenían espacios destinados a cementerios que generalmente ubicaban en las entradas y salidas de las ciudades, junto a las vías de comunicación, extramuros, ya que no se permitía enterrar a los difuntos dentro de la ciudad.

Se conoce la existencia de dos necrópolis en Arucci, una en la zona noroeste y otra en la zona sureste. La segunda de ellas fue objeto de excavación arqueológica de urgencia en 1986, como consecuencia de un arado profundo realizado en la Finca la Belleza, que dejó a la luz varias piezas vítreas y cerámicas, lo que motivó una intervención arqueológica de urgencia. La necrópolis se ubicaba al sureste de la ermita de San Mamés. Los datos extraídos permitieron afirmar que se trataba de una necrópolis de incineración de entre los siglo I y II d.C.

En la Campaña de excavaciones de 2006 se realizó un sondeo en la necrópolis noroeste, localizándose algunas incineraciones que posteriormente fueron tapadas para evitar su deterioro. Igualmente en esta zona se definieron superficialmente unas estructuras murarías que podrían corresponderse con el área funeraria de la ciudad.

El entierro de un romano de buena posición social y económica era un acto de gran solemnidad en su ritual.

Se establecía una comitiva fúnebre, delante de la cual iban esclavos tocando instrumentos musicales, otros con antorchas, plañíderas profesionales, danzantes, … Las incineraciones se realizaban en el lugar de enterramiento, donde se colocaba una pira adornada con flores y perfumes sobre la cual se depositaba el difunto. Los familiares y amigos colocaban objetos del difunto en la pira y le abrían y cerraban los ojos por última vez antes de encender la pira. El entierro finalizaba con la recogida de cenizas y restos de huesos para colocarlos en una urna.

Existían numerosos tipos de tumbas, que normalmente estaban condicionadas por el poder adquisitivo del difunto. Las más lujosas podían ser monumentales en forma de torreón o templo y las más modestas eran en columbarios colectivos, o fosas individuales que podrían tener estelas con el nombre del difunto, pedestales con dedicatorias, un ara o altar, una cupa en piedra con forma de baúl o una estructura de tégulas.

Las inscripciones funerarias existentes en el Colección Arqueológica Municipal de Aroche nos permiten conocer los nombres de algunos difuntos, así como las edades a lasque fallecieron. Por ejemplo están las lápidas de Vibia Marcella y Qvinto Vibio Bebiano, que murieron respectivamente con 48 y 44 años de edad y que fueron matrimonio.

Con el tiempo la incineración fue dando paso a las inhumaciones, donde los difuntos descansaban en ataúdes de madera, piedra, plomo, o ladrillos y tégulas.

Se conoce la existencia en Roma de asociaciones que mediante el cobro de una cuota se encargaban de los entierros, quizás el origen de las actuales funerarias.