El estudio de las termas representa en gran medida el estudio del grado de romanización adquirida por la población. En época Imperial, estos edificios de origen griego pero considerablemente transformados y evolucionados por los romanos, proliferan por todo el imperio. Las termas deben constar al menos de tres dependencias básicas: Frigidarium, tepidarium y caldarium (sala fría, templada y caliente), a las que posteriormente se suman otras salas de funcionalidad variada y complementaria.

Las termas más grandes conocidas fueron las de Diocleciano, con 150.000 metros cuadrados que eran visitados por 3.000 bañistas al día. Las termas romanas eran complejos sanitarios, lúdicos y deportivos que representan una de las más sorprendentes y admirables construcciones de la civilización romana.

En las termas aparecieron los restos de una lucerna decorada de una escena de caza, donde se observa un jabalí perseguido por un perro. Teniendo en cuenta la importancia tradicional de la caza en la zona se eligió el jabalí como símbolo de la ciudad.