Rosal de la Frontera

En el primer tercio del siglo XIX .duran5te la Regencia de María Cristina, Aroche va a sufrir la amputación de parte de su término municipal al crearse un nuevo municipio en la provincia de Huelva, Rosal de Cristina .En el Archivo de la Diputación Provincial de Huelva se guarda una extensa documentación que detalla todo aquel complicado proceso  político que fue conocido con el impreciso nombre de “Repoblación de la antigua aldea de El Gallego “y que tan exhaustivamente estudió Manuel Moreno Alonso. Para Aroche fue la desamortización más dolorosa, pues sin contraprestación alguna, miles de hectáreas de sus propios fueron destinadas a formar el nuevo término municipal, amparándose en razones, motivaciones o justificaciones que muchas veces eran cuestionables.

Los primeros pasos de la repoblación de la antígua aldea El Gallego se dieron durante el Trienio Liberal , al poner sus gobiernos en marcha una política agraria y poblacional basada en los ideales ilustrados del siglo XVIII. En 1822 los decretos que posibilitaron  convertir los baldíos comunales en propiedades particulares habían abierto el campo para repoblar los términos municipales escasamente poblados, especialmente el de 29 de junio sobre repoblación de términos extensos a cargo de las recién creadas Diputaciones Provinciales.

En esta legislación se amparó el diácono de Aroche, Gaspar García Soria, para en septiembre de 1822, remitir un escrito a la Diputación Provincial, en representación de 260 vecinos de aquella población,  solicitando autorización para repoblar la antígua aldea del Gallego, cercana a la frontera con Portugal.

Esta entidad ya había sufrido primero las iras de los arochenos durante el siglo XVI y después el asalto de las tropas portuguesas durante el siglo XVII (1642), hablándonos de ella tanto el jesuita Pedro de León (1605) como Rodrigo Caro (1621).

Claro que durante el siglo XVIII tenemos constancia de que esta aldea se pobló de nuevo con algunos vecinos, por lo que la destrucción y abandono no debió de  ser total.

El movimiento, acaudillado por el diácono arocheno, obedecía a la necesidad de contar con tierras para sembrar y criar animales, como se desprende de su composición, pues 31 de los solicitantes eran pequeños propietarios ,45 yunteros y 184 jornaleros. La Diputación de Huelva tras un informe de Agustín Pereyra, de 7 de noviembre de 17822, se pronunció favorablemente y nombró al alcalde de Cortegana, Nicolás Romero ,para que señalara el área donde se iba a construir  la población, instando al Ayuntamiento de Aroche para que terminara el expediente de repartimiento de los terrenos .A pesar de la delimitación del término de El Gallego ,que inicialmente ascendió a 3838 fanegas de tierra (2471 has ) , la llegada de las políticas absolutistas y la supresión de las Diputaciones Provinciales dejaron el proyecto  en hibernación .

En  la década   de los treinta la formación de la provincia de Huelva , la instauración definitiva  de instituciones  provinciales como la Diputación  y la insistencia  de Gaspar García Soria ,crearon el marco político para poner , de nuevo , en marcha la repoblación  de la parte despoblada de la frontera arochena con Portugal  .El 8 de abril de 1834 el Gobernador Civil o Jefe Político  dio vía libre al proceso ,pero se encontró con un problema , la desaparición del expediente de repoblación ,ordenando al  Ayuntamiento de Aroche que entregara los antecedentes para llevar a efecto una nueva población llamada Rosal de Cristina. Ahora su término municipal  se había incrementado con  respecto a la delimitación de 1822, ascendiendo a 5026 fanegas de tierra (3350 has), pues añadieron 1192 has .de propiedad particular.

  • Terrenos y dehesas

  • Corte de la Higuera
  • Barreras Altos y Bajos
  • Padritos Bajos
  • Gallego, Rosal y Galindo
  • El Almendro o Almendrito
  • Cortelana Alta y Baja
  • El Carrizo
  • Baña Bermeja

  • Propiedad Particular
  • TOTAL
  • Cabida (fan)

  • 250
  • 200
  • 50
  • 1660
  • 74
  • 1254
  • 150
  • 200
  • 1192

  • 5026

¿Pero cuáles fueron las razones que adujeron los gobiernos liberales para interesarse por una zona marginal situada en los confines del Reino de Sevilla? En la documentación hemos podido recoger dos motivos: en primer lugar su carácter estratégico y marginal , de frontera con Portugal , y en segundo lugar la extensión del término municipal arocheno , lo que era idóneo para calmar el hambre de tierras e incrementar la producción .

Efectivamente la condición fronteriza de su término municipal fue lo que empujó a los gobiernos a la creación de la población, pues las leyes repobladoras daban preferencia a estos espacios. Así lo ponía de manifiesto una circular que comparaba ambas fronteras ,mientras que la parte de Aroche era terreno yermo , la portuguesa estaba bien poblada y llena de caseríos .Por otra parte ,había un problema de seguridad ,pues desde el núcleo urbano a la frontera había unos veinticinco kilómetros, distancia que había imposibilitado llegar con rapidez a las infracciones ,como los incendios causados por la práctica agrícola de rozas que hacían los arrendadores, muchos de ellos portugueses , los robos de madera o el contrabando y bandolerismo .

Los impulsores del proceso también presentaron una batería de motivos que respondían en muchas ocasiones a intereses particulares, como decir que el término de Aroche era más propio de una capital de las de primer orden, que de una villa que contaba con 500 vecinos. Incluso llegaban a falsear la realidad cuando decían que se podía aprovechar la feracidad del terreno de las dehesas de propios de Cortedelana y Rosal con toda la clase de agriculturas en base a sus dilatadas y fértiles llanuras. A ello añadían también los componentes de seguridad, como que las diez leguas de despoblado que había entre Encinasola y Santa Bárbara eran una guarida de malhechores.

Desde el Ayuntamiento de Aroche las cosas se veían de otra manera , pues estaba en juego la cesión de casi una tercera parte de su término municipal ,acudiéndose a todos los medios y explicaciones para detener el proceso ;entre otros se aducía que una vez levantada la población ,quedaría desierta , pues el término sería pequeño para mantener a los vecinos , ya que la mayor parte de las tierras estaban en manos de hacendados forasteros . Además, se contaba con la oposición frontal de los propietarios , que temían un descenso en el valor de los arrendamientos y el encarecimiento de la mano de obra asalariada.