Problemática

En las X Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra (1995) presentamos un estudio geohistórico sobre la comarca serrana, abordando los distintos topónimos empleados a lo largo de tiempo. La invitación a dar esta ponencia en las VII Jornadas Medievales de Cortegana (2000) ha pronunciado que hayamos revisado los contenidos y modificado nuestras conclusiones, como consecuencia del mayor conocimiento de la historia de la Sierra.

¿Cómo se debe de llamar la Sierra? ¿Qué espacio ocupan las Sierras de Aracena y Aroche? ¿Es adecuado llamar a esta comarca Sierra de Huelva? Quién no se ha hecho alguna vez, por lo menos alguna de estas preguntas.

Nos vamos a enfrentar aquí a uno de los problemas más candentes, y por ende de mayor dificultad, que tiene hoy plantados esta comarca. Sin embargo, no por ello nos hemos amilanado. Para aportar una posible solución dedicamos tediosas horas a consultar documentación. La dificultad ha sido aún mayor por la escasez de fuentes en algunos períodos, sobre todo las documentales textuales.

Se ha pretendido ser lo más objetivo y aséptico posible, huyendo del mundo de lo visceral y conectando en todo momento con el rigor científico. Todas aquellas fuentes que contienen ideas que no son de nuestra cosecha aparecen claramente citadas, haciendo gala de una de las característica que le confieren a un trabajo eso que se ha dado en llamar valor científico.

Una gran parte de los individuos que se han enfrentado al tema han tenido una gran dosis de bisoñez como consecuencia del desconocimiento de la geohistoria de la Sierra. La mayoría han sido personas sencillas que les ha podido mas su corazón que las labores investigativas. Se les debe indultar por ello con cien años de perdón. Otros, por el contrario, aún siendo investigadores reconocidos han sorteado de forma superficial la cuestión; mientras una tercera clase de investigadores, los más peligrosos, movidos por intereses oscuros han falseado la verdad, para congraciarse muchas veces con los poderes fácticos de determinadas poblaciones.

Como resultado de todo ello, los serranos no hemos contado con un estudio serio que se convirtiera en un instrumento de acuerdo y de verdad histórica. Su existencia nos hubiera sacado de múltiples problemas, pues la indefinición del nombre y espacio que ocupan las tierras de nuestra comarca, ha propiciado que algunos hayan hecho toda una apología de sus planteamientos sin posibilidad de refutación.

Este trabajo pretende aportar datos para una posible entendimiento entre los naturales; del nombre que se les dé a las Sierras de nuestro entorno depende el consenso general: pues, como buenos herederos de antepasados norteños, los vecinos de cada uno de nuestros pueblos cuando se les expone una teoría quieren que se aporten las pruebas que la confirman. Recuérdese que de nada valen palabras al viento en cualquier bar o tasca. De la misma forma, en la medida de nuestra capacidades intentamos contribuir a la vertebración de la comarca.

Para nosotros no valen justificaciones demagógicas como «pues toda la vida se ha llamado así». Otro variante, la constiture la visión del problema desde fuera de la Sierra o desde su seno. Para el foráneo carece de importancia el topónimo o topónimos que se utilicen; para el serrano si es relevante, porque todos quieren sentirse identificados con la terminología e incluirlos en ella. En resumen, con nuestro estudio pretendemos tres cosas, abrir el camino a otras investigaciones sobre el tema, contribuir a distender las tensiones que se producen entre la diversas localidades e intentar llenar un profundo hueco.

Estamos convencidos de que mucha de la grandeza de una tierra depende del conocimiento de su territorio, de su historia, de los topónimos utilizados y su porque; si esto se desconoce la sensación de desorientación nos apresa, y caemos en el bosque de eucaliptos donde los signos topográficos se amortiguan y terminan por desaparecer.

Finalmente, decir que este trabajo va a ser abordado desde distintos puntos de listas con la intención de tener un panorama completo del estado de la cuestión.